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Figura de porcelana Gustav Klimt : El beso

REF : GK-FIG-02

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Figura de porcelana Gustav Klimt : El beso
Esta reproducción de arte de alta calidad es un objeto de colección único, de la colección Artis Orbis de Goebel.

Materia : Porcelana, madera, oro fino
Altura : 18 cm

L x l : 11 x 7

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El beso (1908), Gustav Klimt

La obra de Gustav Klimt, "El Beso," es una obra maestra icónica que encarna el estilo simbolista y secesionista de Viena a principios del siglo XX. Esta pintura al óleo sobre lienzo fue creada entre 1907 y 1908 y hoy en día se considera una de las obras más famosas de la historia del arte. Esta pintura es una fusión sublime de erotismo, espiritualidad y simbolismo. Representa a una pareja abrazada, de pie al borde de un precipicio, entregada a un abrazo apasionado. Sus rostros permanecen invisibles, pero su amor brilla a través del tumulto de motivos dorados y círculos que los envuelven. Estos elementos simbolizan la unión espiritual y la trascendencia. La ornamentación opulenta de la obra es, sin duda, una de sus características más llamativas. Gustav Klimt utilizó hojas de oro y plata para embellecer la ropa y el fondo, creando una luminosidad encantadora y una riqueza profunda. Esta obra está marcada por el movimiento Art Nouveau, con sus formas orgánicas, líneas curvas y motivos florales. Esta estética se ve reforzada por influencias del arte bizantino y egipcio, especialmente en la geometría de los motivos y la estilización de las figuras. Más allá de su belleza visual, la obra también tiene una dimensión crítica. Puede interpretarse como una reflexión sobre la sociedad y el arte vienés de la época, donde la creatividad y la emancipación a menudo se veían obstaculizadas por rígidas convenciones sociales.

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Art Nouveau: Un Torbellino Ornamental que Marcó el Mundo del Arte

El Art Nouveau, este movimiento artístico que surgió a finales del siglo XIX en Europa, logró maravillar los sentidos y revolucionar la concepción artística hasta las primeras décadas del siglo XX. Sus fundadores, mentes visionarias como Victor Horta y Hector Guimard, infundieron una nueva vitalidad a la expresión creativa al adoptar un estilo ornamental extravagante, similar a una sinfonía visual extraída de la naturaleza. Entre 1895 y 1905, el Art Nouveau alcanzó su apogeo, sumergiendo el paisaje artístico y arquitectónico con su resplandor flamante. Sin embargo, su huella se arraigó profundamente en los entresijos del arte y la arquitectura, extendiéndose mucho más allá de ese período próspero. El movimiento se inspiró en diversas corrientes artísticas y culturales de la época, como el Japonismo y el Movimiento Arts & Crafts, mezclando con maestría elementos tradicionales y modernos para crear una estética audaz. Los artistas del Art Nouveau dejaron su marca con líneas curvas fluidas y motivos ornamentales complejos, floreciendo como pétalos en sus creaciones. Su pasión por la naturaleza se expresó en obras rebosantes de vida y energía, capturando la esencia misma del mundo natural en realizaciones de una belleza impresionante. También exploraron nuevos caminos artísticos, empujando los límites mediante técnicas de producción innovadoras, como el vidrio soplado y el metal forjado. Estos valientes creadores encontraron su terreno de expresión en una multitud de campos artísticos, ya sea en arquitectura, escultura, grabado, fotografía o diseño de muebles. Nombres como Victor Horta, Hector Guimard, Gustav Klimt, Antoni Gaudí, Alphonse Mucha, Théophile Alexandre Steinlen, Henri de Toulouse-Lautrec y Aubrey Beardsley iluminaron la escena artística con su genio creativo. Sus obras, expuestas en eventos internacionales, propagaron la fama del Art Nouveau a todos los rincones del globo. Aunque el Art Nouveau ocupó un lugar destacado en la historia del arte, no escapó a la crítica, algunos le reprocharon su falta de profundidad política y social. A principios del siglo XX, finalmente cedió su lugar a nuevos movimientos artísticos. Sin embargo, su legado perduró, impregnando el arte y la arquitectura con una influencia atemporal. Incluso hoy en día, se celebra y admira por su esplendor y creatividad sin igual, un testimonio eterno de una época en la que el arte se atrevió a empujar los límites de la imaginación.

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